“Las investigaciones indican que cada dosis de emoción afirmativa (unos minutos de emoción, cariño, entusiasmo y disfrute) puede producir cambios positivos en los ritmos cardiacos, en las ondas cerebrales, en el sistema inmunológico y en el equilibrio hormonal.”
Robert K. Cooper
Hace años que “receto” poner emoción y entusiasmo a la interacción con nuestros hijos,
porque la emoción está conectada con el aprendizaje
porque el entusiasmo capta la atención del peque.
También “receto” poner todo el cariño en la interacción con nuestros hijos,
porque esto va a promover el desarrollo del lenguaje
mejor que ninguna “actividad educativa”.
Hace cuatro años que escribía un artículo titulado “‘No sé cómo comunicarme con mi hijo/a’. 1 gran consejo y 3 claves para mejorar la comunicación” cuya primera clave es “Dale y muéstrale tu cariño”.
Y es que resulta que cuando tenemos un peque con algún reto en su desarrollo,
eso pasa a ser preocupación número uno,
y en muchas ocasiones mamás y papás solo ven “terapia”, “cómo ayudarle”, “qué ejercicios hacer”, “déficit”, “dificultades”…
Para mí, la clave está en…
poder volver a conectar con el disfrute de estar con el peque,
disfrutar realmente del momento sin pensar en tanto,
conectar en ese aquí y ahora,
dar cariño…
y sí, saber detectar y comprender la comunicación del peque
así como sabernos adaptar y proporcionarle aquello que necesita para seguir avanzando.
Ayer leía este libro de Robert K. Cooper Aprenda a utilizar el otro 90% y me encuentro con este dato tan interesante que nos dice que esa emoción, cariño, disfrute puede provocar cambios en el ritmo cardiaco, en las ondas cerebrales…
Y lo bueno es que estos cambios se dan en ti y en tu hijo.
Win – win!
¿Has disfrutado de veras esta semana con tu hijo?
¿Te has dejado llevar por él o ella?