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“Háblale mucho” no es la clave para que tu hijo hable: hay algo previo mucho más importante

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Tabla de contenidos

(Si prefieres escuchar en lugar de leer, aquí tienes el audio-post de este artículo).

“Háblale mucho” o “habla, habla y habla” es lo que he escuchado muchas veces como recomendación para impulsar el lenguaje del peque que está tardando en hablar. Recomendación incluso dicha por otras logopedas, educadores/as, psicólogos/as, otras mamás…

Cuando escucho esto siempre pienso que no estamos partiendo de un buen lugar. Que nos estamos saltando unas cuantas “estrategias” o consideraciones que son previas al “hablarle”. 

Por ejemplo, en mi presentación de Estrategias fundamentales y estrategias estrella de mi curso con este mismo nombre, antes de “recomendar” que le hables al peque, llevo media hora hablando de otras cinco estrategias previas a ese momento. Hoy hablaré justo de la primera.

La recomendación poco acertada de “hablarle más” para impulsar el lenguaje del peque con desafío comunicativo

Porque no se trata de…

Hablarle más.

Hablarle sin parar.

Narrar todo lo que haces.

Narrar todo lo que tu peque hace.

Retransmitir.

Traducir lo que quiere decir.

Hay algunas de estas cosas que pueden estar bien, pero no sin antes hacer eso previo que ahora desvelaré que es muchísimo más importante. 

Otras de estas “recomendaciones”, incluso, van en contra de lo que quieres conseguir: que tu hijo hable.

Los estudios sobre la comunicación mamá – hijo demuestran que “hablar mucho” al peque no es la clave

“Hablar mucho al niño” va en contra de lo que nos muestran los estudios que se han hecho a lo largo de décadas entre mamás y sus hijos, donde se han analizado con mucho detalle las adaptaciones comunicativas que hacen las mamás con sus peques y se ha determinado qué es lo que hace que los peques desarrollen el lenguaje.

Y no es hablar y hablar lo que más destaca de esas mamás. Al contrario. Son otras cosas, que no son hablar.

Justamente, los estudios entre mamás con peques con desafíos en el desarrollo y en el desarrollo del lenguaje resulta que, algunas de ellas, hablan y hablan sin cesar porque llenan todos los vacíos del peque que “no habla”. Y justo eso es una de las primeras cosas que tendremos que ajustar y cambiar. A esas mamás, papás, cuidadores les vamos a decir justamente que hablen menos.

¿Pero si hablan menos… qué tienen que hacer y cómo?

Pues hoy solo me centro en esa primera estrategia principal y fundamental. La primera de mi taller de estrategias fundamentales.

Antes de llegar a ella, sigo un poco más sobre el “hablar y hablar”.

Sin duda tienes que hablarle, pero hablarle mucho nunca es la solución

Ciertamente un peque va a desarrollar su lenguaje porque escucha lenguaje a su alrededor, principalmente lenguaje dirigido a él. Un lenguaje que se va adaptando a su crecimiento.

Así que sí, vas a hablarle a tu peque. Pero no es un “hablar y hablar”. Es un poner lenguaje significativo y adaptado a su nivel, al momento, a la situación, y que va cambiando continuamente acompañando su desarrollo.

Que nunca va a ser un “hablar mucho”, ya te digo que eso no. Porque en los silencios ocurre la magia, y en el equilibrio de turnos.

Estrategias probadas y respetuosas que impulsan el lenguaje de los peques

Como decía, en uno de mis talleres sobre estrategias probadas y respetuosas que impulsan el lenguaje de los peques, antes de “recomendarte” que “hables” a tu peque me estoy más de media hora hablando de otras “estrategias” que son fundamentales para poder hacer bien lo de hablar como estrategia favorecedora del lenguaje de tu hijo.

Y media hora es lo que tardo en mi presentación hablando de todas esas estrategias, pero en realidad a ti quizás te va a costar varios días o semanas de poner en práctica esas estrategias fundamentales, las cuales van a hacer que reflexiones mucho sobre la manera de comunicar que tienes ahora y sobre la manera con la que miras el lenguaje de tu peque.

Esas estrategias previas harán que te des cuenta dónde tienes que poner el foco cuando “miras” cómo se comunica tu hijo, qué es importante darle valor, qué no lo es tanto y, así, ajustar tu comunicación para proporcionarle un lenguaje favorecedor y que impulse su lenguaje.

¿Y sabes qué? Todavía no has empezado a hablar. Estás haciendo cosas más importantes y que siembran ese terreno de comunicación consciente e impulsora de la comunicación natural y espontánea de tu peque.

Así ha surgido el artículo de hoy. Quiero mostrarte una de estas estrategias tan fundamentales, previas a todo lo demás.

Que no solo es útil para favorecer el lenguaje de tu peque. Que lo es también para saber acompañar todos sus procesos de aprendizaje. Su crecimiento como persona en toda su globalidad.

Ahora sí: La clave antes de hablarle al peque

Tengo el convencimiento de que tenemos que perfeccionar esta habilidad. Y que empieza desde que tenemos a nuestro bebé con nosotras. Así que tenemos mucho tiempo para hacernos expertas en esta habilidad.

Así que si eres mamá esperando a tu bebé, o ya lo tienes entre tus brazos, o ya ha habéis celebrado su primer o segundo cumpleaños, y si ya estás notando que su lenguaje no se está desarrollando como esperabais, o estáis viviendo retos importantes con su comunicación y/o desarrollo, quizás tiene alguna condición genética o cognitiva, tenéis ya algún diagnóstico…

…sea como sea, vamos a perfeccionar esta habilidad que es la base de todo.

OBSERVARLE.

La comunicación que se ve

Es importante que aprendas a mirarle de verdad.

A que te hagas experta en sus gustos, necesidades y deseos. Experta en su comunicación.

Que sepas mirar más allá de las palabras, que sería escuchar. Porque la comunicación es muchísimo más que palabras. 

La comunicación también se ve. Es una de las cosas que cuento en algunas de mis charlas.

Cuando empiezo y pregunto: 

¿Qué es para ti hablar? ¿Qué es para ti comunicar? 

En función de la respuesta a esta pregunta vas a tener una mirada u otra; vas a decir que tu peque habla o que tu peque “no habla”.

Por eso es tan importante hacernos expertas en mirar, observar. Al peque y a ti misma. Y a otros miembros de la familia, cuidadores… para también ayudarnos los unos a los otros. Aprender de las fortalezas comunicativas de otros y sugerir otras maneras de comunicarnos cuando vemos que vamos a hacerle bien a nuestro peque.

Cuando aprendemos a observar, vemos toda la comunicación no verbal que tanto comunica y que da significado a sus acciones. Vemos qué le interesa verdaderamente para poder, entonces sí, decir algo que sea significativo, algo a lo que el peque va a prestar atención.

Haz este ejercicio para practicar esta habilidad

Hay un ejercicio, que me gustó mucho cuando lo leí, que es el siguiente:

Deja al peque con un juego libre, con libertad de movimiento, en un sitio seguro, en el mismo lugar que estás tú. Pero no hagas nada más que observarle. Descubre sus pequeños movimientos, gestos, acciones, sus caritas… ¿Qué hace, qué le absorbe, qué le hace sacar una sonrisa…? ¿Te mira, mira su juguete, su objeto, su juego?

Puedes hacer algo más que observar y es anotarlo, durante 5 o 10 mintuos. Anotándolo te darás todavía más cuenta. Escribe todo lo que se te ocurra. Y descubrirás cosas sorprendentes y le comprenderás mejor. Y a ti misma.

Cuando observas y descubres todo esto, podrás hacerte también experta en entender las raíces de la comunicación, aquello que es verdaderamente importante y que cuento en uno de los primeros talleres de mi curso Estrategias estrella para impulsar el lenguaje de tu peque. Si quieres una mini degustación de este concepto de las raíces de la comunicación te recomiendo esta publicación y en esta.

Conclusión: Hablar no sin primero saber observar

Es fácil pensar que cuanto más hablemos a nuestro peque, más rápido aprenderá a comunicarse. Pero la realidad es que antes de llenarle de palabras, necesitamos desarrollar una habilidad aún más importante: observarle de verdad.

Observar nos permite entender su forma única de comunicarse, reconocer sus intereses y detectar qué le motiva a interactuar. Solo así podremos ofrecerle un lenguaje significativo, adaptado a su nivel y contexto, que realmente impulse su desarrollo.

Hablar es clave, sí, pero no de cualquier manera. Cuando aprendemos a mirar primero, nuestras palabras cobran sentido y se convierten en una herramienta poderosa para acompañar su aprendizaje y crecimiento. Porque la comunicación no es solo cuestión de cantidad, sino de calidad y conexión.

Así que, antes de preguntarte «¿Estoy hablándole lo suficiente?», pregúntate primero: «¿Estoy observándole de verdad?». Ahí comienza el verdadero camino hacia ver despegar su lenguaje natural y espontáneo.

Publicaciones a las que he hecho referencia:

Primero es comunicar, después hablar | La comunicación son las raíces

Ingredientes de la Comunicación: la comunicación como un árbol | Enfoque natural del lenguaje

Curso al que he hecho referencia:

Curso «Impulsa el lenguaje de tu hijo/a con estas Estrategias ESTRELLA de mi Método Natural de Lenguaje

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