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“¿Qué has hecho hoy en la escuela?” “Nada.” Mi hijo no responde a mis preguntas

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Tabla de contenidos

«¿Qué has hecho hoy en la escuela?»: una de las preguntas más formuladas cada día con una respuesta muy curiosa: «Nada». Muchos padres comentan que cuando preguntan eso a sus hijos obtienen esta respuesta. Igualmente con la pregunta «¿qué has comido hoy?» seguramente nos regalarán un «no me acuerdo».

Otro clásico es directamente preguntar “¿Te lo has pasado bien?” y que no respondan ni un .

Pero ahora piensa: ¿A ti, como adulta, te gustaría que cada día te preguntaran “¿Qué has hecho hoy en el trabajo?” o “¿qué has comido hoy?”. Probablemente no… O si tuvieras que responder, pensarías rápidamente en todas las cosas que has hecho y seleccionarías aquella que tuvieseis más ganas de contar. Este proceso de selección de la información y organización posterior de una respuesta es lo que estamos pidiendo a nuestros hijos con estas preguntas, y puede que el niño no esté preparado para hacerlo. O que la pregunta no sea suficientemente interesante.

Preguntas (no muy acertadas) que hacemos a los niños

Más o menos así empieza el apartado «Más reflexiones: las preguntas» en la página 28, en el capítulo 2 «Una perspectiva natural del lenguaje: la intervención naturalista» de mi guía para familias Ayudando a nuestros hijos a hablar de manera natural (2018).

A este fragmento le sigue toda una reflexión sobre la gran cantidad de preguntas que hacemos a nuestros hijos, muchas de las cuales solo admiten un o un no por respuesta. O preguntas que no son interesantes para el peque.

Tantas familias, a lo largo de los años, me manifiestan con preocupación que sus hijos no les responden cuando les van a buscar al cole y les preguntan “¿qué has hecho hoy?”. ¿Pero hay de verdad por qué preocuparse?

Ayer justo terminé El filósofo entre pañales de Alison Gopnik y fue muy divertido leer en la p. 156 lo siguiente:

“Vas buscar a tu hijo a la escuela (…) y le haces la inevitable pregunta: ‘¿Qué has hecho hoy, cariño?’. La respuesta igualmente inevitable es: ‘Nada’ o ‘he jugado’. Lo dice a pesar de haber hecho una atractiva excursión, montado en un cohete en la visita al museo de ciencias, o de haberse caído espectacularmente de las barras para juegos del patio (…). No se trata de que el niño sea rebelde, sino de que no pueda acceder a sus recuerdos libremente, como haría un adulto o un niño de seis años.”

Si indagas y comentas sobre los sucesos que sabes que han ocurrido, de manera más específica y no como un interrogatorio, probablemente el peque empezará a darte más detalles.

La verdad es que el libro de Gopnik es de 2010 pero yo lo descubrí hace un par de meses. Así que es una total coincidencia lo que escribí en mi libro. ¡Es que es una realidad tan generalizada!

Cuando leía esto que escribe Gopnik (que incluso habiendo pasado sucesos importantes el peque puede responder con un “nada”) me hace pensar en un post que preparé y no llegué a publicar. Lo busco entre mis listas de ideas inacabables (las cuales todavía no han visto a la luz) y me doy cuenta de que la idea la tuve en noviembre de 2023. Lo que quería publicar aquel día era: una imagen con unas llamas con un texto que se leía: “No me cuenta cómo le ha ido el cole, ni siquiera cuando hubo simulacro de incendio”. Ese día era yo formulando la clásica pregunta a mi hijo (en ese momento de 9 años) y él no contándome nada. Al cabo de un poco descubrí que aquel día ¡habían tenido un simulacro de incendio en la escuela! (¡acabo de publicar el post!)

Ideas para transformar esas preguntas por algo que tu peque quiera responder

Hay maneras mucho más divertidas y con resultados mucho más agradables que hacer esas preguntas. Quiero proporcionarte algunas ideas que siempre voy compartiendo con las familias a las que acompaño cuando me cuentan que les sucede lo aquí descrito:

  • En primer lugar, piensa si esta pregunta te sale automatizada o es una pregunta genuina. Si es una pregunta que haces porque es lo típico que se pregunta cada día, cámbiala por algo más original, algo más divertido. Pregunta sobre algo que verdaderamente quieres saber y sobre algo que verdaderamente tu hijo quiera responder.
  • Conectado con este primer punto, métete en la cabecita y la gran imaginación de tu peque, y pregunta o comenta sobre cosas que sean significativas para él, cosas que sabes que le van a sacar una sonrisa, que le van a iluminar la cara.
  • Para hacer esto y, especialmente si tu peque no habla demasiado todavía, indaga sobre momentos y situaciones concretas de su día, que ya sabes que han pasado. No preguntes por cosas muy generales “de todo el día”.
  • Haz preguntas o comentarios que contengan palabras o expresiones como “algo muy divertido”, “algo muy especial”, “¿quién ha hecho una broma hoy?”, “¿con quién te lo has pasado mejor?”.
  • Cuéntale tú sobre fragmentos de tu día y entonces interésate por momentos “similares” del suyo.

Me gustaría que siguieras este listado de ideas. ¿Qué le dirás o preguntarás a tu peque al salir del cole a partir de ahora? También sería bonito que vuelvas por aquí cuando lo hayas puesto en práctica y la reacción de tu peque sea diferente al silencio que estás acostumbrada.

¡Cuidado con las preguntas!

En este artículo de hoy solo menciono en concreto esas preguntas clásicas que se hacen a la salida del cole. Pero hacer demasiadas preguntas a los peques es algo que sucede durante todo el día, en casa, cuando jugamos con ellos, cuando miramos cuentos…

Es una práctica tan habitual por parte de mamás, papás, abuelas, educadoras… que es motivo de estudio y de intervención. Y es que hay peques que no responden a preguntas. Y hay peques a los que se les hacen preguntas sin cesar.

Cuando evalúo la interacción-comunicación entre padres y peques que están tardando en hablar o con desafíos en la comunicación, me fijo cómo se da la toma de turnos entre adulto y niño, quién toma la iniciativa, y cómo es el lenguaje de los adultos (velocidad de habla, entonación, tono de voz, si respeta equilibrio y densidad de turno y si hace o no hace preguntas, entre otras cosas).

Ya lo explicaba en este artículo, en junio de 2020 (Mi hijo/a de 3 años habla muy poco, ¿debo preocuparme? – Etapa de los 3 a los 4 años):

“Hay muchos estudios que muestran como las mamás que detectan o sienten que su hijo/a tiene algún desafío en el desarrollo del lenguaje se vuelven más directivas, se vuelven como “maestras” y usan un estilo comunicativo que no favorece la comunicación y el lenguaje. Al contrario, pueden incluso detenerlo y provocar que el niño/a no quiera hablar porque se siente juzgado, testado, corregido. Es muy típico que cuando las mamás se encuentran en esta situación hacen muchas preguntas a sus hijos, preguntas que lo único que hacen es evaluar la comprensión del niño, preguntas que ya contienen la respuesta en ellas, preguntas que solo pueden ser respondidas con un “sí” o un “no”… no son preguntas que buscan genuinamente saber algo y gozar de la comunicación con el pequeño.”

En mi Curso Estrategias ESTRELLA para Impulsar el Lenguaje de tu Peque dedico un módulo entero a hablar de ¡cuidado con las preguntas!, con ejemplos reales (de interacciones de mamás/papás con sus peques), con testimonios de familias que pudieron cambiar esa manera de hablar llena de preguntas por otras que impulsaron el lenguaje de sus peques, y una estrategia para que tu peque saque su lenguaje espontáneo.

Ir con ¡cuidado con las preguntas! es de las cosas más importantes que tengo que trabajar con casi todas las familias que me consultan para saber cómo impulsar el lenguaje de sus peques. Pero no la única. En este curso encontrarás muchas otras estrategias de comunicación natural y probadas, sorprendentemente sencillas y extremadamente efectivas.

Referencias de las guías y libros:

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